"La dignidad con la que el hombre lleve su casa será la dignidad con la que lleve la iglesia."

En este primer panel las conversaciones se centraron en la vida del pastor y su familia. Gracias a los pastores Carlos Contreras, Joselo Mercado y el doctor Miguel Nuñez por bendecirnos con esta conversación. ¡Gloria al SEÑOR!

“A través del matrimonio, cómo trato a mi esposa, simbolizo o niego a Cristo y Su iglesia”

“Nuestros hijos van a pecar, pero la respuesta del padre es donde se pondrá en evidencia el carácter de su líder”

“Sin un matrimonio unido, la crianza será un campo de batalla y perdición”
- Joselo Mercado

“Como esposas, debemos creer y abrazar que el diseño de Dios es bueno para nosotras y para nuestra familia” - Kathy de Mercado

“No importa que tan mal se vean nuestros hijos en el exterior, nunca estarán fuera del alcance de Cristo”

Dios nos regaló un panel lleno de gozo y sabiduría, estamos bendecidos por las vidas de Miguel y Cathy Núñez, junto con Carlos y Kena Contreras.

Por medio del Evangelio, que nos da el Poder del Espíritu Santo, luchamos contra el resentimiento para cultivar unidad.

“Tu identidad no está definida por los hijos que tienes, sino por el Salvador que te tiene a ti”

Durante las distintas etapas del matrimonio, las prioridades varían significativamente. En la primera etapa, la confianza y la humildad se erigen como pilares fundamentales. A medida que el matrimonio progresa hacia su etapa intermedia, la búsqueda y la perseverancia mutua se convierten en el enfoque principal. Finalmente, en la última etapa del matrimonio, la gratitud y el servicio se posicionan como la máxima prioridad, consolidando así el vínculo duradero entre la pareja.

El matrimonio de Bob y Julie Kauflin, junto con Carlos y Kena Contreras nos ha bendecido en nuestro tercer panel, sin duda alguna fue una conversación que durará en nuestros corazones por mucho tiempo.

En el matrimonio, la muerte que tiene que ocurrir es el autosacrificio y luego se podrá vivir la vida como una sola carne; esto es imposible a menos que sea por el poder del Espíritu Santo.